Proyecto Oleo – VI

Capítulo VI
Autor: Israel Rodríguez

 

Mientras voy corriendo en el pasillo veo una figura que se acerca al la sala de juntas donde yo me encontraba, voltea hacia donde yo voy caminando de prisa, casi corriendo y grita mi nombre “¿Señor Evans, a dónde se dirige?” Trato de detenerme pero el joven con el que voy de prisa me toma del brazo y me impide detenerme, y vamos tan lejos que ya no pude escuchar que más tenía que decirme esa otra persona.

Llegamos al final de un pasillo donde había una pequeña puerta blanca, pero algo sucia, pareciera un cuarto de servicio o algún tipo de habitación dentro de la empresa, pero bajo ninguna circunstancia un auditorio o algo que estuviera inclusive cerca de eso, el joven abre la puerta y me empuja dentro.

Dentro del cuarto puedo ver en una de las paredes varios anaqueles llenos de artículos de limpieza, mientras que en otra se veían artículos de fontanería, dentro de esa habitación habían tres personas jugando cartas sentadas en pequeños bancos plásticos y haciendo que un cubo de puntura vacío fungiera como una mesa improvisada; al verme entrar interrumpieron su partida de poker y se pusieron de pie, el joven que me trajo hasta aquí entro también y cerró la puerta con llave; yo en ese momento estaba petrificado del miedo.

Les pregunté con voz temerosa “¿Qué quieren?, ¿dónde estoy?, ¿por qué me trajeron aquí?” pero nadie me contestaba; las cuatro personas comenzaron a acercarse y a acorralarme y cuando comencé a gritar por ayuda uno de ellos me cubrió la boca, mientras otro me tomó por la espalda impidiéndome escapar, pedir auxilio o inclusive oponer resistencia.

Acto seguido, las personas que al principio parecían por completo normales comenzaron sus ropas a fundirse para volverse figuras color negro con textura aceitosa, las mismas figuras que atormentaron mi sueño y que había creído ver como visiones durante todo el día, y aquellas que la grabación había mencionado, comencé a perder la fuerza en mis piernas e inclusive a tener la sensación del desmayo, y cuando comencé a desvanecerme al perder el conocimiento, la mano que cubría mi boca, que para ese momento era de la misma consistencia negra aceitosa segregó un líquido directo en mi garganta que hizo recuperar la conciencia de inmediato, ellos querían que estuviera consiente, no sabía que querían hacerme, solo sabía que no quería estar ahí, no tuve mas remedio que comenzar a llorar, y en silencio lágrimas brotaban de mis ojos de la desesperación e impotencia ante mi prematura muerte.

Miles de imágenes cruzaron mi mente en unos instantes, pero desafortunadamente muchas de ellas no tenían sentido, como un río de color verde opaco, donde un par de niños se bañaban, o una figura femenina montada en un caballo con alas de metal, imágenes extrañas, muchas de ellas muy surrealistas, pero que estaban grabadas en mi mente por alguna razón.

Mi cavilación y autocompasión cesó de pronto cuando una de las figuras frente a mi comenzó a tomar una forma conocida, y en menos de diez segundos tenia una copia exacta en imagen de mi mismo, con la misma ropa y hasta el mas mínimo de los detalles en mis facciones, era como verse en un espejo, pero consiente de que no había ningún cristal en medio que hiciera de esa una situación familiar.

Atónito yo por lo que había presenciado, no noté que la persona que me sostenía poco a poco se había vuelto mas líquido y se había impregnado por completo en mi ropa, y estaba por completo cubierto de pies hasta el cuello de esa sensación aceitosa que me revolvía las entrañas, y con la boca aun cubierta, vi cómo mi ropa cambiaba de lo que vestía a un traje de intendente, un overol azul con grandes bolsas al frente, y la mano que tenia en mi boca se desprendía para convertirse en una gorra que se instaló en mi cabeza.

Al no sentirme detenido por aquellos brazos intenté moverme para escapar, pero no podía, el humanoide que se había integrado en mi ropa aun controlaba la mayoría de mis movimientos, y no me permitiría huir, pero la figura que tenía mi imagen me puso un brazo en el hombro y me compartió una sonrisa amable, no me sentí mas tranquilo, pero si un poco mas seguro, por un momento sentí que trataban de ayudarme o al menos ganarse mi confianza, pero de seguro daño no querían hacerme, o ya lo hubieran hecho, tenían todo para desaparecerme en ese momento y nunca nadie podría hacerles nada, y aun así no lo hicieron; o algo peor tenían preparado para mi después, sea lo que fuere, no podía hacer mucho mas que cooperar.

El resto de las figuras aceitosas retomaron su forma anterior con uniforme de conserjes y aun dirigiendo mis movimientos a través de la ropa salimos de esa habitación cuando pensé en gritar para pedir ayuda, dado que ya no tenía cubierta la boca, me percaté que no había sonido alguno que emanara de ella, probablemente el liquido que vertió en mi garganta me había inhabilitado para hablar, y uno de mis compañeros en el pasillo me hizo una seña sutil con su mano de que no hablara, o al menos que no lo intentara, porque claro estaba que no podría hablar.

Tarde un poco en acostumbrarme en que alguien manejara los movimientos de mi cuerpo, pero logré hacerlo pronto, y llegó un punto en el que me sentía como si caminara yo mismo, o probablemente estaba caminando yo mismo, pero no podía distinguir la diferencia, al llegar a una intersección la persona que tenía mi imagen se separó un poco de nosotros y se fue por un pasillo distinto, por mandato de la persona que controlaba mi cuerpo tomé de una de las bolsas del overol la unidad de memoria y lo lancé a quien copiaba mi imagen. Nosotros tres continuamos caminando mientras esa figura se alejaba corriendo.

Después de caminar varios pasillos y perder algunos minutos entramos a una puerta que daba al auditorio, no era difícil identificarlo, el lugar estaba a reventar, al parecer la noticia que fuera a dar sería muy importante y todos necesitaban saberla de primera mano, se acercó mi copia al estrado, se puso de pie frente a la audiencia tomó una bocanada de aire y antes de si quiera intentar emitir un sonido, desde el fondo del auditorio una figura blanca con alas se impactó en el cuerpo de aquel que poseía mi imagen convirtiéndolo en un charco de aceite en el suelo del estrado.

La figura blanca desapareció y toda la gente comenzó a hacer sonidos guturales y estridentes extremadamente terroríficos, mis acompañantes entonces me regresaron a la puerta donde habíamos entrado y me señalaron el final del pasillo, era la salida habíamos pasado desapercibidos hasta ese entonces cuando toda la gente que estaba dentro del auditorio comenzó a querer alcanzarnos, pero no era a nosotros sino a mi a quien querían, debía huir de inmediato.

Capitulo I

Capitulo II

Capitulo III

Capitulo IV

Capitulo V